jueves, 16 de febrero de 2012

Los viejos rockeros...

Hasta ahora el vino más viejo que había probado era un Viña Tondonia cosecha del 1964, que acompañamos con  otro del 68(mi año). Este privilegio se vió agrandado por hacerlo en la histórica bodega de donde procede, Lopez de Heredia, donde tuve(con unos compañeros) una buena comida con otros de sus vinos menos conocidos(Bosconia, Gravonia) pero igual de sorprendentes.
Al día siguiente, este ejercicio de cata se convirtió en un disfrute emocional, ya que compartí con mi Padre(ya es mayor) una botella de ese 68 que Mª José Lopez de Heredia(enesima generación de la bodega) me había regalado del sobrante de lo que abrimos el día anterior.

El vino me resultó tremendo, mucho mejor y con más matices que cuando lo probé en bodega, pensando que la oxigenación le había venido muy bien. Pero todos sabemos de la subjetividad a la hora de catar/beber vino… y en esta ocasión aún más, por ese componente emocional del que hablo...”Pápa, el vino que te estas bebiendo tiene la misma edad que yo”, le dije, observando en él una cara de incredulidad/disfrute.....y yo más, claro.

Todo esto viene a colación de la cata-presentación de Bodegas Federico Paternina. Dicho evento tuvo lugar en la Vinoteca García de la Navarra, en la C/ Montalbán nº3 (pegadita al nuevo Ayto de Madrid), que está regentada por los 2 hermanos (Luis y Pedro) que le prestan su apellido y han puesto su alma, su dilatada experiencia (sumiller y cocinero) y su cariño en esta reciente aventura. Allí podremos encontrar, por un lado, una selección de vinos sólo a la altura de sitios de postín, pero con unos precios más que sensatos; y por otro, esa cocina de mercado bien elaborada, con gusto por los platos de siempre.


  
Allí se presentaba, además de un blanco 2011,  su nuevo Selección Especial, que significa un punto de inflexión en la bodega como concepto y como filosofía de vino, nada que ver con esos Banda Azul / Oro / Verde... Dicha puesta en escena venía ‘arropada’ por, nada más y nada menos, dos botellas (atención! de 37’5 cl) de las cosechas de 1955 y 1958. Con semejantes escoltas es fácil imaginar quienes fueron los protaginistas de la cata.
De los ‘jovenzuelos’, empezamos por ese Viura-Chardonnay 2011, que no pasa por barrica(aunque en nariz lo parece) y que, aunque con frescura, su boca no estaba muy agraciada todavía. Luego vinieron sus nuevos tintos de Tempranillo(de etiqueta muy moderna) con la microoxigenación por bandera….traducido: tonos subidos de color, dulcificados en boca y excesivamente maquillados por una barrica joven. De ellos catamos 08(añada regulera en Rioja), 09(el más equilibrado) y un boceto de 2010(muy duro todavía).
En cuanto a los ‘abuelos’, empezamos por el 55, que aún estaba vivo y coleando, deleitandonos con una nariz compleja que evoluciona con el tiempo en copa y una boca madura, amplia y larga.
Después vino la sorpresa de la noche, ese 58 que era un abuelo, sí!, pero había ido al gimnasio!!, ya que estaba en plena forma.  Aluciné al llevarmelo a nariz, notando una frescura frutal increible para tener 54 añazos y que se agrandaba con esa complejidad que da el paso de los años. En boca no defraudó y nos refrendó esa ‘juventud’ mejorandola con una buenísima amplitud, equilibrio, estructura y un final largo que nos hace preguntarnos  ¿hasta cuando durará?...que maravilla!

En fin, estas catas son un viaje
al pasado, donde nos damos cuenta de lo bien que trabajaban nuestros antepasados, pero ojo!, sin los medios actuales. Con ellas disfrutas, aprendes y te sorprendes…..lo mismo que cuando nos cuentan nuestros mayores con qué poco vivían antes y la cantidad de cosas que necesitamos ahora.
Os dejo el dicho con el que finalizó el enólogo de la bodega, Carlos Estecha, que es quien dirigió la cata:
“De chorizo un cuarterón, y del jarabe de la cepa, lo que quepa”

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