Tras un
tiempo en el dique seco(motivos personales), volvemos a viajar, pero esta vez a traves de las sensaciones que nos evoca el vino.
Hace un tiempo recibí un email en cuyo asunto rezaba: Gran Fin de Semana de Riesling en Segovia ¡¡Apúntate ya!!.
Evidentemente lo abrí y allí descubrí un encuentro que realizaba un grupo de amigos que aman el vino y
organizaban un fin de semana de catas donde reinaban pleitesía a una de las
variedades reinas en lo que al vino blanco se refiere, la Riesling.
Esta uva se prodiga muy poco en nuestro país(Ekam es de lo mejor que hay), pero en la parte Este de Alemania y en la zona de la Alsacia francesa es donde se han dado desde hace siglos los vinos míticos que justifican su fama.
Esta uva se prodiga muy poco en nuestro país(Ekam es de lo mejor que hay), pero en la parte Este de Alemania y en la zona de la Alsacia francesa es donde se han dado desde hace siglos los vinos míticos que justifican su fama.
Del programa
habíamos reservado plaza para 2 catas en un mismo día, una sobre las 12h y la
otra a las 18.30h. Esto nos hacía pensar en hacer un descanso en compañía de ese famoso lechazo(soy menos de cochinillo,
lo siento) para reponer fuerzas entre cata y cata….si hay que sufrir, se sufre…;-)…..y
así lo hicimos.
Llegamos a
Segovia sobre las 11h, buscamos el Palacio Quintanar, magnífico sitio
que habían elegido para las catas, donde nos dio la bienvenida Alvaro Moreno,
organizador y desde entonces buen amigo, quien nos acompañó al salón donde empezaba la primera cata.