Cuando alguien emprende un proyecto, puede hacerlo de dos maneras: una, empleando el capital justo por si vienen mal dadas; y dos, apostando fuerte por algo que se basa más en la pasión que en el hecho de ganar dinero. Voy a hablar de este segundo caso que, en mi opinión, no dejan de ser empresas quijotescas, (hoy más que nunca) viendo la actual situación económica.
Desde aquí rompo una lanza por este tipo de emprendedores que arriesgan, sin tener necesidad, con un modelo de empresa 'pasional 100%'.
Esta entrada pretende rendir homenaje a Sergi Ferrer- Salat que, con sus fantásticos Monvinic y Fastvinic( también la bodega Ferrer Bobet), encarna un ejemplo excelente de lo que acabamos de comentar, con una filosofía vinculada al disfrute del mundo del vino.
De Monvinic se ha escrito mucho, pero la impresión que me produjo cuando entré por la puerta de este establecimiento, es la de entrar en un templo dedicado al mundo del vino.
De Monvinic se ha escrito mucho, pero la impresión que me produjo cuando entré por la puerta de este establecimiento, es la de entrar en un templo dedicado al mundo del vino.