miércoles, 14 de marzo de 2012

No sabemos lo que tenemos (parte I)

¿Cómo podemos transmitir al ‘gran público’,(empezando por España) lo GRANDES que pueden llegar a ser los vinos de Jerez o Montilla?.

Esta es la ardua tarea que nos queda por hacer a aquellos que nos hemos metido en este maravilloso mundo del vino y hemos caído en las ‘redes’ de estos vinos ÚNICOS. Vinos que ya quisieran atribuirse en países como Francia o Italia, auténticos maestros del marketing, como propios.



Honestamente, he de decir que NO son vinos tan fáciles de entender como los vinos blancos, tintos o espumosos que empapan España. Esto no ha de frenarnos y debe llevarnos a profundizar en ellos si queremos encontrar el tesoro, como ocurre en todas las regiones vitícolas de nuestro país. Quizás podemos decir que los andaluces, por razones geográficas y culturales obvias, tienen un mayor acercamiento a ellos, pero no debemos quedarnos en la superficie, sino  nos perderemos lo extraordinario.



De medio mundo es conocida la imagen del fino Tío Pepe, (bravo por la bodega Gonzalez Byass!), no en vano son las bodegas más visitadas de Europa, sí han leído bien, de Europa.

El tío Pepe, que da nombre al vino.

Pero, como siempre, en vez de utilizar esto como punta de lanza para llevar detrás a toda una región y, por extensión, a todo un país, nos dedicamos a hacer la guerra cada uno por su cuenta sin tener una perspectiva solidaria….MAL, FATAL!

Sirva esto de preámbulo a las 2 entradas(ésta es la primera) que voy a relatar. En ellas intentaré transmitir 2 de las catas más importantes a las que he asistido, por el momento, en lo que a estos vinos se refiere. Por un lado tendremos representada la zona, o mejor dicho, el Marco de Jerez (Cadiz) y por otro la zona de Montilla (Córdoba).

Empezaré por Jerez por razones cronológicas, ya que dicha cata tuvo lugar hace más tiempo, concretamente en el último Madrid Fusión, en el apartado Enofusión. Allí Gonzalez Byass, quizás la bodega más internacional que tenemos, nos deleitó con una maravillosa cata donde se nos daban a conocer 8 vinos procedentes de varias de sus mejores soleras con la uva Palomino Fino como reina indiscutible de dicha zona. Sólo un dato, son 22.000 las botas que componen las soleras de Tío Pepe. Multipliquen por 550-600 litros de vino que tiene cada una de esas botas y tendremos una idea, sólo una idea, de la grandeza de esta bodega.



Número de botas que se exportaron en los primeros 50 años de la bodega.

Don Antonio Flores, enólogo de la casa(nació literalmente allí), nos deleitó como sólo él sabe hacerlo con una cata magistral (como todas las que me ha dado). Allí se nos dieron vinos correspondientes a diversas soleras que se encuentran en varios edificios/bodegas dentro del complejo que Gonzalez Byass tiene en Jerez, que desde aquí recomiendo visitar sin dudarlo.



8 vinos fueron los que allí catamos, de los que yo destacaría 5 de ellos con un grandísimo nivel. De ellos 3, que no se comercializan… aún, tenían menos de 15º de alcohol, a saber:
Bota nº 82 de la solera La Perla(magnífico para empezar, con delicadeza y equilibrio); Bota nº 101 de la solera Constitución(excelente, con amplitud, complejidad, laaargo); Bota nº 6 de la solera Tío Pepe Rebollo(4’5 años de edad, con una nariz menos compleja que el anterior, pero una boca igualmente gustosa)…. por cierto, todos ellos in’filtrados’… ;-)
Los otros 2 pertenecen a una nueva colección que se ha comercializado hace poco y que, de momento, sólo se puede adquirir en bodega o sitios muy concretos. Se denominan desde Fino 1 Palma hasta 4 Palmas, en función de su edad. Se denominan así a aquellos finos de ‘aromas extremadamente delicados y excepcional finura’, según Manuel María Gonzalez Gordón , familiar del coofundador de la bodega.

Apuntes del capataz en bodega

Allí catamos el 3 Palmas(amontillado-fino de 10 años de edad, elegante y perfecto para comer con él) y el 4 Palmas, que fue el tesoro con mayúsculas. De este último podemos decir que estamos ante un Tío Pepe con 40-45 años de edad que llega a 21º de alcohol por evaporación del agua de su bota, ahí queda eso!, es decir, esencia pura de Jerez a la que llegan sólo unos pocos vinos de la bodega.





He de confesar que en esta cata no tome ni una sola nota, sólo quería dejarme llevar y disfrutar, sólo oir al director de orquesta, Don Antonio, saboreando estas joyas lo más relajado posible. A mi lado estaba Antonia, compañera que trabaja en Lavinia, a quien confesé en un momento de disfrute: ‘Antonia, esta es nuestra Borgoña’. El gesto de ella, aún catando uno de los vinos en boca, fue darme la mano como signo de aprobación...estábamos entregados. 

Dicha reflexión fue completamente espontánea, pero creo que en mi subconsciente estaba la conexión entre la diversidad de terroirs borgoñones, que hace vinos distintos en pocos metros de distancia, y la diferencia que puede haber entre una bota y otra contigua de la misma solera.

A mi juicio son vinos tan complejos(entendiendase este palabro como ‘con multitud de matices’), tan profundos, tan evocadores y tan placenteros como los mejores exponentes de aquella región francesa.

En fin, Bendita locura!


2 comentarios:

  1. Después de leerte, hoy me tomo un Jerez, de entrada,...que leches.

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  2. Espero que des con el adecuado. Por ejemplo: un fino o una manzanilla(pasada o no) para un buen iberico de bellota; un amontillado (bodegas Tradición solo hace añejos) para un buen salmón ahumado, unas alcachofas o una menestra; un buen oloroso con unas carrilleras, presa iberica, rabo de toro; un PX vors para un queso azul o un postre de choclate amargo....por orientar algo...

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